Es normal que, cuando hablamos de diamantes, se creen muchas dudas relacionadas con sus características y su formación. Al ser el mineral más codiciado del mundo, tiene elementos diferenciadores que lo hacen único y especial.

Algunos de esos elementos característicos que no podemos dejar por fuera sin duda son su dureza, forma, inclusiones, calidad, estructura y su color transparente o prácticamente incoloro. Además, es importante mencionar que los pocos diamantes que logran llegar bien a la superficie pueden tardar millones de años en formarse y necesitan de temperaturas y condiciones extremas. Por esta razón, su precio es muy elevado.

Por ello, hoy en TuDiamante, te traemos toda esta información relacionada con las características de un diamante en bruto. De esta manera, podrás comprender más acerca de esta piedra preciosa, eliminar los mitos que existen en torno a su formación y, sobre todo, conocer qué pasos debes seguir si sospechas que te has encontrado con un diamante en bruto.

Así que ponte cómodo y, sin más preámbulos, ¡comencemos!

¿Qué es un diamante en bruto?

Todos hemos escuchado alguna vez la famosa expresión «es un diamante en bruto». Pues, esta se utiliza para referirse a una entidad, un objetivo o una persona que tiene mucho potencial o que podría alcanzar grandes metas y tener mucho valor con un poco de pulido.

Entonces un diamante en bruto, en pocas palabras, no es otra cosa que una roca que aún no ha sido cortada o procesada. En líneas generales, se ve como una pequeña piedra que, sin los conocimientos apropiados sobre el tema, resultaría muy difícil deducir que se trata de una piedra preciosa.

Los diamantes en bruto tienen una estructura cristalina, no son solubles en agua y, además, pueden transformarse en grafito cuando se mantiene a una temperatura de 1100 °C en un ambiente neutro.

Es importante mencionar que la composición química de los diamantes es de carbono puro cristalizado. En su mayoría, el diamante natural se forma cuando el carbón está sometido a una presión y temperaturas extremas durante muchísimos años. Las condiciones para que se forme un diamante en el manto terrestre se tiene que dar entre los 140 km y los 190 km de profundidad.

Esto ocurre porque a esas temperaturas se encuentra el magma hirviendo, producto de las erupciones volcánicas que se dan en las profundidades de la tierra. La masa volcánica los empuja hacia la superficie de la corteza terrestre, y luego podemos hallar diamantes  en kimberlita o lamproita. La kimberlita es un tipo de roca ígnea al igual que la lamproita.

Los diamantes, a lo largo de la historia humana, siempre han sido muy codiciados por muchas civilizaciones como, por ejemplo, la Antigua India. Su popularidad ha ido aumentando en los últimos siglos gracias a las mejoras en las técnicas de corte y pulido de los diamantes en bruto.

Características del diamante en bruto 

Así como los diamantes cortados y pulidos tienen sus características, los diamantes en bruto también se clasifican según su forma, tamaño, color, calidad y capacidad de corte.

Para reconocer y valorar un diamante en bruto se necesita de un gran conocimiento y de una experiencia. Sin embargo, podemos clasificar a un diamante en bruto según sus siguientes características:

Forma y estructura

Los diamantes están formados por átomos de carbono cristalino. Este mineral pasa por muchas transformaciones antes de ser una joya, pues los expertos le hacen varios cortes y arreglos para que el diamante tenga su forma final.

Las principales formas cristalinas de un diamante en bruto son el octaedro (ocho caras), el dodecaedro (doce caras) el cúbico (seis caras), el rombo dodecaedro (doce caras romboidales) y el macle (cuatro caras o la mitad de un octaedro). Estos son los principales tipos de diamantes en bruto. En cambio, algunas otras piedras, como el cuarzo, son hexagonales.

Los átomos de carbono de un diamante tienen la misma estructura y también siguen un mismo patrón. Los  más comunes que podemos encontrar son el dodecaedro (tiene menos ángulos en apariencia que el octaedro) y el octaedro (son como dos pirámides de cuatro lados unidos a su base).

Por otro lado, también podemos encontrar diamantes en bruto con forma de cubo. Sin embargo, es difícil conseguir un diamante en bruto con estas características y de buena calidad.

Color e inclusiones: 

El color y las inclusiones forman parte de las 4C de los diamantes (carat, cut, colour y clarity). Las inclusiones son características únicas de cada diamante. Pueden ser rayas, grietas que atraviesan los diamantes, zonas huecas, manchas o incluso cristales de otro material.

En cuanto al color, normalmente los diamantes en bruto que tienen calidad gema son incoloros, pero también hay diamantes de color que vienen en distintos tonos de amarillo, grises o ligeramente marrones. Mientras más incoloro o transparente sea un diamante, significa que es de mayor calidad.

Capacidad de corte o tenacidad: 

Con la forma natural de un diamante en bruto podemos determinar la manera en la que se puede cortar. Normalmente, los diamantes son opacos antes de tener su forma final. 

El objetivo del corte es destacar las propiedades visuales de la piedra, que son el brillo y la chispa. Estos elementos ayudan a determinar su precio final.  Por otro lado, los diamantes en bruto que se cortan bien tienen una mejor refracción de luz.

Los diamantes en bruto que son más largos que anchos se pueden cortar en forma de marquesa y los ovales se pueden cortar en forma de pera. Otros diamantes, que vienen como un cristal, pueden cortarse estilo princesa, brillante o cuadrado.

Calidad: 

Los diamantes en bruto se pueden convertir en diamantes de calidad gema o industriales. Aproximadamente el 80 % de los diamantes extraídos en todo el planeta son de calidad industrial, lo que quiere decir que los diamantes de calidad gema son muy difíciles de conseguir.

De hecho, para que un diamante sea considerado calidad gema, es necesario que tenga un color y una claridad prácticamente impecable. Por otro lado, para fines industriales, el color y la claridad no son características tan importantes. 

Aquellos diamantes con muchas inclusiones, de colores y con mucha menos claridad, son utilizados para fines industriales. Mientras que los que salen de la peor calidad posible, se convierten en polvo de diamante para la industria de abrasivos.

Escala de dureza: 

El diamante es el mineral más duro de todo el planeta. Esta piedra preciosa tiene una dureza de 10 en la escala de Mohs de dureza de minerales. Esta característica ha sido conocida desde hace siglos e, incluso, de ahí proviene su nombre (del griego, «adamas», que significa irrompible).

Los diamantes más resistentes del mundo se encontraron en Nueva Gales del Sur, en Australia.  

La dureza de los diamantes es muy conocida y forma parte de sus características como gema. Este mineral solo puede ser rayado por otro diamante y, generalmente, mantiene muy bien su pulido.

Gracias a su dureza, muchas personas prefieren el diamante como anillo de compromiso o matrimonio, ya que resiste bien al uso diario y es muy difícil de rayar. De esta forma, sin duda, es el favorito para usar por incluso varias décadas.

Conductividad térmica/eléctrica: 

Existen algunos diamantes azules que son semiconductores naturales. Esto es gracias a la impureza de boro, que se encarga de reemplazar átomos de carbono. Asimismo, en su mayoría, los diamantes son muy buenos aislantes eléctricos debido a sus características.

¿Cómo identificar un diamante en bruto?

Aunque actualmente existen diamantes sintéticos, si sospechas que tienes un diamante en bruto natural, ¡no te preocupes! En TuDiamante te daremos las pautas a seguir si te encuentras en esa situación. Además, te proporcionaremos algunas recomendaciones que debes tomar en cuenta para identificar un diamante en bruto: 

Investiga la zona

Para empezar, debes investigar en qué zona encontraste la piedra, ya que hay lugares específicos que tienen yacimientos o mina de diamantes (como, por ejemplo, África). Es más probable que sospeches que se trata de un diamante en bruto, si lo encuentras en esas zonas.

Hay diversos países conocidos por su extracción de diamantes. Algunos de ellos son Sudáfrica, Zaire, Namibia, Angola, Ghana, Guinea, Costa de Marfil, Sierra Leona. Liberia, Rusia, Australia, Canadá, República democrática del Congo, Brasil, Estados Unidos, Venezuela, Perú, Colombia, India y Japón.

Pero es muy importante identificar la zona específica en la que te encuentras. Si la misma es conocida por tener muchos diamantes, como el cráter de Arkansas de Diamantes State Park, las probabilidades de toparse con un diamante aumentan aún más.

Analiza sus características

Fíjate bien en el tamaño del diamante, pues, la mayoría suelen ser de tamaño pequeño. Un diamante de un quilate tiene un tamaño similar al de un guisante verde. Otra característica significativa es que debe ser brillante y translúcido, así que, si es un diamante real, debes ver el interior, mas no a través de él.

Además, al tacto normalmente es un poco aceitoso. Así que este otro elemento que debes tener en cuenta para descartar si estás o no frente a un diamante en bruto real.

Compara su forma

Préstale mucha atención a la forma que tiene tu piedra, ya que, usualmente, los diamantes en bruto tienen una forma geométrica distintiva. Algunos diamantes hallados en el cráter de diamantes de State Park son casi en su totalidad redondos y lisos.

Intenta rayar el diamante con corindón

Esta es una buena opción para saber si el diamante que encontraste es original o no. El corindón es otra piedra preciosa un poco menos dura que el diamante, así que funciona muy bien para hacer la prueba porque, en la escala de dureza de Mohs, los diamantes tienen una puntuación de 10 y el corindón de 9.

Esta piedra no podrá crear un rayón en el diamante al frotar los dos cristales. Así que intenta conseguir una pieza de corindón (también puedes comprar un kit especial para analizar distintos minerales que lo contenga) e intenta raspar ambas piedras. Si logras hacer un rasguño visible, entonces no estás frente a un diamante real, si no crea ninguna raya, entonces es un diamante.

Sumérgelo en agua

Otra forma de averiguar si tu diamante es real o no, es sumergirlo en agua. Para saberlo, introduce el diamante en bruto en un envase con agua y espera unos segundos. Si la piedra es real, se hundirá. Y, aunque algunas piedras falsas también logran hundirse, en su mayoría van a flotar en la superficie.

Aunque este paso es muy sencillo, no suele ser fiable al 100 %, pero si aplicas otras de nuestras recomendaciones, será más sencillo descartar si se trata de un diamante en bruto o no.

Llévalo a un gemólogo 

Por último, en estas situaciones siempre es importante considerar la opinión de los expertos. Si al haber probado todos los pasos anteriores, aún tienes dudas acerca de tu piedra preciosa, ¡no esperes más! Guarda el diamante en tu bolsa y acércate a un joyero o gemólogo profesional. 

Sin duda, un experto en el tema es la persona indicada para realizar varias pruebas fidedignas que seguramente despejarán todas las inquietudes y te darán la respuesta que tanto has estado esperando.

Entre esas pruebas especiales se incluye una prueba de conductividad eléctrica, ya que, por naturaleza, los diamantes son excelentes aislantes eléctricos. De esta forma, el experto se asegura si efectivamente tu piedra en bruto es un precioso diamante o no.

Estas son las características principales de los diamantes en bruto. Recuerda que ante cualquier duda o sospecha de tener una piedra preciosa, como lo es el diamante, siempre puedes consultar a los expertos en joyería.

En TuDiamante, nos esforzamos para tener los mejores anillos de compromiso y de matrimonio para ti. Además, también ofrecemos argollas y aretes finos con la mejor calidad del mercado.

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